El origen del Metro como medida

Hay países que aún no utilizan el metro como medida universal

Pese a que EEUU (junto con Myanmar y Liberia) todavía se aferra a medidas anticuadas en onzas, galones y yardas, hace mucho tiempo que el resto del mundo ha adoptado el sistema métrico, aceptado como la medida de la ciencia y un emblema cotidiano de precisión.

Sin embargo, los primeros años del metro no estuvieron libres de pasiones. En el libro The Measure of All Things del historiador Ken Alder, donde habla sobre el origen del sistema métrico, revela cómo la ambiciosa y noble misión de determinar el largo preciso del metro quedó comprometida desde su inicio por el error y el orgullo humano.

El metro nació en medio del caos de la Revolución francesa, un período en que el cambio llegó con rapidez, creatividad y brutalidad. La estandarización de las medidas fue sólo una de las muchas reformas de la era revolucionaria, junto con la fallida semana de diez días, el reloj de diez horas y el círculo de 400 grados.

Antes de la revolución, Francia tenía casi 250.000 medidas diferentes que variaban de una población a otra. Un terreno podía ser medido no por su largo, sino por su producción, por el tiempo que demoraría un hombre en cosecharlo o por cuántos costales de semillas se necesitaban para cultivarlo. Y el tamaño de esos costales podía ser diferente en el poblado vecino.

Si bien esas discrepancias afectaban el comercio y causaban confusión, también mantenían una lealtad regional y servían como una especie de proteccionismo. Sólo los comerciantes que comprendían las medidas locales podían ejercer su oficio con facilidad.

En 1791, la Asamblea Nacional votó a favor de eliminar ese caos e instituir un nuevo estándar: el metro. La nueva medida estaría basada en el tamaño de la Tierra y sería definida como un diezmillonésimo del largo del cuarto meridiano, desde el Polo Norte hasta el ecuador.

La Comisión de Pesas y Medidas despachó a dos respetados astrónomos, Pierre-Francois-André Méchian y Jean-Baptiste-Joseph Delambre, para que midieran el meridiano desde Dunquerque hasta Barcelona. A partir de los resultados, los astrónomos podrían calcular la longitud del cuarto meridiano que serviría de base para determinar el largo del metro.

Durante siete años, los dos astrónomos midieron su recorrido a través de Francia. Su misión era enorme. Atravesaban un país agitado a merced de un populacho sublevado que acababa de adquirir un gran poder y no simpatizaba con la estandarización.

El método que usaban los astrónomos para medir el largo del meridiano, requería estudiar una red de triángulos en ambos lados del meridiano. Cada estación de observación, o vértice de un triángulo, debía ser lo suficientemente elevado para permitir que se divisaran, por lo menos, otras tres estaciones.

Pese al rigor con que Méchain hizo sus mediciones, no pudo reconciliar una serie de observaciones para su latitud en el extremo sur. Creyendo que sus datos eran errados y su reputación estaba en peligro, volvió a hacer los cálculos y falsificó sus datos.

A la muerte de Méchain, sus papeles fueron enviados a Delambre, quien descubrió la manipulación de los números. Delambre recalculó los datos de Méchain y publicó resultados más claros. Luego hizo que los manuscritos de Méchain fueran depositados en los archivos del Observatorio de París, junto con su correspondencia privada, que cerró con un sello.

En la actualidad, definimos este mismo metro con mayor exactitud. Pero como nos recuerda Alder, este estándar de precisión debe su existencia a un momento de agitación política, y su largo real a las imperfecciones de un hombre turbado.


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Algunos datos sobre el metro (medida)

En 1960, se adoptó una definición más precisa del metro basada en las longitudes de onda de radiación en un átomo de criptón.

Desde 1975, un metro se define como la distancia que recorre la luz en 1⁄299,792,458 de segundo.

Un metro se definió como la décima millonésima parte de la distancia entre el Polo Norte y el ecuador a través de París.

La unidad de longitud más larga es el yotámetro, que es de 1.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000 de metros.

La palabra metro tiene su origen en el griego métron que significa medida.
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