Los rodamientos de bolas

   La acción del rozamiento es de las mas útiles. Las locomotoras no podrían remolcar los pesados trenes si ellas mismas no fueran lo suficientemente pesadas para que las fuerzas de frotamiento proporcionaran a las ruedas la necesaria adherencia sobre los raíles. No hay que olvidar que solo es posible andar si el pie es retenido por las asperezas del suelo. Ve, si no, lo que ocasiona un suelo helado... Por el contrario, en muchos casos, es necesario disminuir al máximo los rozamientos que van acompañados de una perdida de energía en forma de calor en toda clase de máquinas, para evitar el desgaste de estas y la posibilidad de que se deterioren con el calentamiento. Por esta razón se engrasan las partes sometidas a rozamiento: los lubricantes tienen una estructura en laminillas, en forma que las diversas capas resbalen unas sobre otras y las asperezas dejen de estar en contacto. Para proteger y facilitar el trabajo de muchos órganos en movimiento, se recurre, además, al empleo de rodamientos de bolas, que presentan muchas ventajas, puesto que los rozamientos de rodadura son mucho menores que los rozamientos de deslizamiento.
   Al principio, este tipo de rodamientos se empleó exclusivamente en las ruedas de las bicicletas. En la actualidad, los rodamientos montados sobre bolas son objeto de una amplia utilización. Las bolas son de acero cementado —muy duro— y van alojadas entre dos anillos. Su diámetro depende de la carga y de la velocidad de rotación del dispositivo en el que deben ser empleadas.