¿Cómo nos ayudan los satélites en el espacio?

   Los telescopios y otros receptores que se en­cuentran en la superficie de la Tierra tienen un problema importante —la atmósfera absorbe o interfiere las señales que provienen del espa­cio—. Por ejemplo, la luz tenue no puede recibir­se a través de ella, ni los rayos X, ni la mayoría de los rayos ultravioleta e infrarrojos. Los saté­lites en órbita, fuera de la atmósfera, no tienen este problema.
   Se han lanzado varios satélites para deter­minar algo más con respecto al universo. Por ejemplo, uno de los primeros, fue el HEAO-1 que se usó para detectar los rayos X producidos por la materia que cae en los hoyos negros. Un telescopio óptico, el Hubble, que fue puesto en órbita en 1990, les permite a los astrónomos de la Tierra investigar más profunda­mente en el espacio.