¿Quién hizo uno de los prime­ros intentos por adaptar la escolástica a su tiempo?

   Como era de esperar, las nuevas ideas que el espíritu de la Ilustra­ción traía consigo causaron gran revuelo dentro de le filosofía esco­lástica católica, a la que ponían en entredicho, y surgió la necesidad de darles una respuesta. Con esta fina­lidad surgió la obra de un sacerdote español, Jaime Balmes, nacido en Vich en 1810. Pero Balmes moriría prematuramente, a los 38 años, y su pensamiento, apenas esbozado a lo largo de sólo 4 años de verda­dera dedicación filosófica, no tuvo ni siquiera la consistencia necesaria para producir una cierta polémica. Por otro lado, en su afán por adap­tar algunos aspectos de la nueva ideología a la filosofía tradicional católica, mantuvo una posición excesivamente conciliadora que restó fuerza a sus teorías, si bien, cu­riosamente, él pretendía crear un pensamiento netamente español e independiente.
   Jaime Balmes se formó en la Uni­versidad de Cervera, que por aquella época mantenía contactos con las de París y Montpellier, y a través de éstas, recibió la influencia del empirismo inglés. Leyó a Des­cartes, Kant, Hegel y Leibniz. Entre sus obras destacan El Crite­rio, Cartas a un escéptico en mate­ria de religión y El protestantismo comparado con el catolicismo. Sus detractores hablan de que en sus obras el personaje del escéptico aparece siempre como un tonto, el llamado tonto de Balmes, que plan­tea preguntas nimias a su interlocu­tor, creyente, a fin de que éste pueda responderle con razonamientos bri­llantes y aplastantes.