En las noches de otoño suelen verse sobre los pantanos algunas figuras luminosas en movimiento. Son pequeños resplandores que surcan el aire, a poca distancia de la tierra. Su nombre más usual es el de fuegos fatuos.
Hay muchas supersticiones acerca de los fuegos fatuos. Se decía que son llamas de las velas que portan los difuntos. Otras, que son los duendes de los pantanos, que tratan de atraer a las personas a la muerte en las turbias aguas. Otras opinan que se trata de fantasmas o de almas en pena.
En realidad, estas luces se forman al inflamarse ciertas substancias animales o vegetales en putrefacción, formando pequeñas llamas que se ven flotar por el aire a poca altura de la tierra, sobre todo en los terrenos pantanosos y en los cementerios. A esto le llamamos una fosforescencia.
El llamado Fuego de Santelmo, que suele verse sobre los mástiles de los barcos al hallarse la atmósfera muy cargada de electricidad, es un meteoro ígneo.