¿Son peligrosos los parásitos para las plantas?

   Al igual que el hombre, las plantas pueden resistir numerosas enfermedades sin morir. Los parásitos, por ejemplo, las debilitan un poco. Otras enfermedades son cultivadas con fines ornamen­tales, por ejemplo, virus que provocan manchas entre los nudos y deformaciones que tuercen las ramas de los sauces y avella­nos, o que provocan las formas crispadas en las cactáceas. Existen otros dos casos inversos, en los que el parásito tiene un efecto benéfico sobre las plantas; éste es el caso de las orquídeas donde el hongo Rhizoctonia es necesario no sólo para ac­tivar la germinación sino también para el desarrollo normal de la planta. Se le considera como parásito, sin embargo, pues a ve­ces invade de tal manera a la planta que puede provocar la muer­te. Otro caso aún más interesante y sobre todo más útil para el hombre, es el del Rhizobium, que parásita las raíces de las legu­minosas, provocando pequeñas nudosidades de algunos milímetros de diámetro. Estas bacterias tienen la capacidad de po­der fijar el nitrógeno del aire, por lo que no es necesario sumi­nistrar abonos nitrogenados a las leguminosas parasitarias por ellos.