La depresión como causante del suicidio

   No se crea que se necesita estar loco para atentar contra la vida. En la una persona las ideas suicidas pueden establecerse en forma lenta y solapada, como consecuencia de un estado de de­presión mental al cual no se le ha prestado la atención debida y por lo tanto no se le ha some­tido a tratamiento adecuado. De aquí la importancia de buscar el consejo del doctor ante cualquier indicación —por leve que sea— de que un estado depresivo se está apoderando de alguien cercano a nosotros.
   En realidad el más grave peli­gro de la depresión incompleta­mente tratada es el suicidio; es­pecialmente en la persona relati­vamente joven, entre los 20 y 25 años, sin importar su filiación religiosa y su estado civil pues con  el estado depresivo el concepto de responsabilidad moral disminuye en gran manera.
   Lo dicho hasta aquí no signi­fica que toda persona deprimida intente suicidio, pero sí señala la necesidad de buscar el tratamiento del médico cuando una paciente comenta que está aburrida de la vida o hace alguna alusión a sus deseos de quitarse la existencia.