Las Termópilas


  Termópilas (Grecia). En este angosto desfiladero que conduce del norte al centro de Grecia, el rey Leónidas de Esparta sos­tuvo la famosa lucha contra el poderoso ejér­cito de Jerjes de Persia el 480 a. de C. Con 300 espartanos y otras fuerzas griegas, cerró el paso, hasta que el traidor Enaltes, de Te­salia, mostró a los persas la llamada Anopea, un sendero por donde podían atravesar las montañas sin peligro alguno, lo que les per­mitió atacar a los espartanos por la retaguar­dia. Viéndose perdido, Leónidas ordenó la retirada de las demás tropas griegas y se que­dó allí con 300 espartanos, que sacrificaron sus vidas para proteger la retirada del resto de las tropas. Leónidas y los suyos sucumbie­ron en la lucha. En este mismo lugar, el 279 a. de C., los griegos mantuvieron a raya a un ejército de galos, hasta que éstos también encontraron paso a través de las montañas; y en el 191 a. de C., los ro­manos derrotaron a Antíoco II de Siria. Durante la segunda Guerra Mundial, lucharon alemanes y britá­nicos en este histórico lugar (desde el 20 al 25 de abril de 1941; la lucha se decidió a favor de los primeros.
  Termópilas significa puertas calientes y el nombre se deriva de los manantiales de aguas termales que se encuentran en sus cercanías; sus aguas son de color verde azulado y contienen cal, sal, ácido carbónico y anhídrido sulfuroso; se les atribuyen propiedades curativas en los casos de escrófula, ciática y reumatismo. El paso, que se encuentra entre el monte Oeta y el mar, no es hoy tan estrecho como en tiem­pos pasados, porque con el deslave de las lluvias y los arroyos cercanos, se ha formado hacia el lado del mar una planicie. Aún pueden verse allí las ruinas de un antiguo baluarte.