Los Titanes de la mitología

   El cielo y la tierra —Urano y Gea— tuvieron hijos, que fueron llamados Zos Uránidas, entre los que se contaban los Titanes y las Titánidas, en número total de doce: Océano, Caos, Crios, Hiperión, Japeto y Cronos; Tía, Rea, Tenis, Mnemosina, Febea y Tetis. También nacieron de esta pareja los Cíclopes: Arges, Brontes y Estéropes, y los Centímanos: Briareo, Cotis y Gíes, mons­truos gigantescos. Urano estaba intranquilo ante la calidad y la actitud levantisca de sus vastagos, y un día, se decidió a encerrar en lo profundo del Tártaro a los Centímanos y a los Cíclopes; Gea, in­dignada por ello, incitó a los Titanes a rebelarse contra su padre.

   Océano y Tetis son los padres de los hombres y de los dioses, según afirman los poemas homéricos. Cronos, casado con Rea, fue puesto por sus herma­nos en el trono de su padre; pero el destronado mo­narca le pronosticó que un hijo lo destronaría, y él devoró a cuantos le nacieron de Rea; mas ésta le ocultó el nacimiento de uno de ellos, Zeus o Júpiter, y entregó a su esposo una piedra cuidadosamente envuelta en pañales, que Cronos se apresuró a en­gullir. Zeus fue llevado en secreto a la isla de Cre­ta, donde lo amamantó la cabra Amaltea. Cuando llegó a la edad viril, luchó contra su padre y los Titanes, puso en libertad a los Cíclopes y Centíma­nos, que su progenitor había vuelto a encerrar en el Tártaro, e inició el reina­do de la tercera dinastía divina. Uno de sus prime­ros actos fue obligar a Crónos a vomitar a los pequeños que había engu­llido: Vesta, Deméter, Hera, Plutón y Poseidón.

   Ya nos hemos referido a la atribución homérica acerca del mayor de los Titanes: Océano, casado con Tetis; sin embargo, otras atribuciones hacen al titán Océano padre de tres mil ríos y de tres mil ninfas oceánidas. De Hiperión y Tía, nacieron las divinidades de la luz: He­lios, Selene y Eos (el Sol, la Luna y la Aurora). Eos es madre de los vien­tos: Céfiro, Bóreas y Noto.

     En la lucha entre Jú­piter y Crónos, que duró 10 años, los Titanes ocu­paban el Monte Otris, y los partidarios de Zeus, el Olimpo. Después de la victoria Zeus, el rey de los dioses, arrojó a los Tita­nes a la caverna más pro­funda del negro Tártaro.