El molinillo de café


   En el siglo XVI, unos molinillos para tri­turar especias formaban parte de los uten­silios de cocina. Se los prefería al mortero. A partir del siglo XVIII, época en que el fruto del cafeto y la hoja del té comenza­ron a rivalizar (uno y otro fueron entonces celebrados en verso por el abate Delille, amigo de las perífrasis: "El grano de moka y la hoja de Cantón van a verter su néctar en el esmalte del Japón..."), el molino de especias sirvió para moler el café. En nuestros días, el clásico molino corona­do por una manivela ha sido tan rápida­mente destronado por el molino movido eléctricamente que ahora figura ya en las tiendas de antigüedades como un objeto más de los tiempos pasados.