¿Cuándo se supo que la Tierra era redonda?


   Tan arraigado estaba el convenci­miento de los antiguos de que la Tierra era llana, que incluso en el siglo III a. de J.C. cualquiera que se hubiera atrevido a afirmar lo con­trario hubiera sido detenido por loco.
   Y, sin embargo, a muchos navegan­tes no les cabía la menor duda. Demasiados eran, en efecto, los elementos que contribuían a reforzar era redonda, y no lana tal cono se había dicho siempre.
   ¿Cuáles eran los datos en los que se basaban estas certezas? Ante todo, la frecuentísima observación de que, cuando un barco de vela se acerca a la orilla desde el horizon­te, lo primero que se distingue de él son las velas, y después el cas­co; y también aquella otra según la cual, cuando uno se aleja en barco de un puerto, parece como si la Tie­rra se hundiera en el mar. En segundo lugar, el hecho de que el Sol, a una misma hora, cae per­pendicular en algunas partes, mien­tras que en otras aparece a una al­tura inferior sobre el horizonte. Ade­más, la comprobación de que todos los cuerpos celestes poseen forma esférica