El Tamarindo


   La rara belleza del tamarindo, así como el valor comercial de las vainas de sus legumbres, hojas y madera han hecho que sea un árbol muy cultivado en los trópicos. El tamarindo alcanza una altura de 20 a 25 metros; sus ramas se extienden horizontalmente y están  cubiertas de follaje verde claro brillante, adornado con racimos de flores de color purpúreo o anaranjado.

   Los frutos del tamarindo son unas legumbres encorvadas de color pardo, de 6 a 15 centímetros de longitud, que contienen una pulpa ácida jugosa. Conservados en toneles, son embarcados en las Indias Orientales y Occidentales rumbo a los países europeos, en donde la pulpa se usa como laxante y para hacer bebidas refrescantes y helados; hervi­da con azúcar, se convierte en el tamarindo del comercio. En la India, se usan las semi­llas y las hojas para hacer una tinta o colorante, rojo o amarillo. El árbol del tamarindo proporcio­na una madera dura y fina, muy estimada en ebanistería. Generalmente, se cree que el África tropical oriental, desde Etiopía hasta Zambeze, es la región originaria del ta­marindo; sin embargo, ha sido extensamente cultivado en mu­chos otros países tropicales. Crece también con todo éxito en Florida, en las regiones tro­picales de México y en Amé­rica Central. En México, son realmente notables los tamarindos que circundan el Zócalo de Iguala, al que dan un bello aspecto por ser muy frondosos y de espeso ramaje.

   El tamarindo pertenece a la  familia de las leguminosas y al grupo de las cesalpiniáceas. Su nombre científico es Tamarindus indica. Sus hojas son pequeñas y pinnadas. Las flores, muy olorosas, se encuentran en racimos terminales;  tienen 4 sépalos,  3 pétalos y 3 estambres encorvados.