¿Cómo nació la bombilla eléctrica?


   El gran inventor Thomas A. Edison, había observado que existen unos cuerpos a través de los cuales fluye con mayor facilidad la energía eléctrica (buenos con­ductores), y otros que oponen cier­ta resistencia a su fluido (malos conductores). Se percató también de que algunos de estos últimos se calentaban al pasar la corriente, hasta tornarse incandescente. Un filamento de carbón, por ejem­plo, adquiría gran luminosidad al ser atravesado por la corriente, pero el fenómeno duraba muy poco porque el carbón ardía rápidamente al en­trar en contacto con el oxígeno del aire.
   Edison pensó entonces en la posi­bilidad de llevar a cabo un experi­mento en el interior de una bola de cristal de la que, por medio de una bomba, se hubiera extraído el aire. Esta vez la luminosidad del filamen­to duró más. Había nacido la pri­mera lámpara de incandescencia. La instalación doméstica de una bombilla eléctrica es muy sencilla: se precisan dos hilos para conducir la corriente a la lámpara, uno de los cuales está interrumpido. A am­bos extremos de la interrupción se aplica un aparatito cuya misión es la de cerrar y abrir el circuito. Este aparato es el interruptor.