¿Por qué necesitamos sudar?


   En cierta manera es una ironía: el sudor excesivo es uno de los tormentosos resultados de sentir calor, pero, al mismo tiempo, esa humedad corporal hace que nos sintamos mejor. Después que el sudor se evapo­ra, provoca un efecto refrescante que mantiene la temperatura de nuestro cuerpo equilibrada. De hecho, su­dar poco puede ser más peligroso que sudar mucho. La poca transpiración aumenta la sequedad en la piel, y esto no sólo afecta la apariencia de la epidermis, sino que, también, genera trastornos de la salud. Por otro lado, el exceso de transpiración puede llevarnos a un ataque cardíaco por sofocación. Así que, sudemos mucho o poco, lo más recomendable es con­trolar el sudor con los procedimientos y productos adecuados. Para evitar problemas, lo mejor es buscar la orientación profesional de un médico.