¿Cómo nació el mito del Minotauro?


   En la isla de Creta, en el lugar en que se le­vantaba la importante ciudad de Cnosos, las impresionantes ruinas del inmenso palacio real, con su gran número de aposentos, pasillos y galerías de planta tan complicada, nos recuerdan inmediatamente la antigua leyenda del Minotauro.
Era éste un ser monstruoso, medio toro y medio hombre, que habitaba en el famoso Laberinto, un edificio con una red tan complicada de pasi­llos que quien entraba en él ya no conseguía salir. Al Minotauro de­bían sacrificarse cada año siete mu­chachas y siete jóvenes enviados desde Atenas, que había sido derro­tada por Minos, rey de Creta.
El príncipe ateniense Teseo decidió acabar con semejante situación y se atrevió a enfrentarse con el monstruo. Lo mató y consiguió sa­lir del laberinto, gracias a un truco que le sugirió la hija del rey, Ariadna, quien se había enamorado de él.
Es difícil saber cómo nació esta le­yenda, una de las más famosas de la mitología griega. Tal vez nos pue­da facilitar alguna indicación al res­pecto el hecho de que, en la arena de Cnosos, se celebraban unas «tau­romaquias», es decir, una especie de corridas en las que los atletas agarraban al toro por los cuernos, para después saltar por encima de su lomo tal como nos muestran las pinturas murales.